Para Erick Iriarte, CEO de eBIZ, la actualidad es el momento de generar beneficios tributarios para facilitar la digitalización y reducir la brecha de conectividad. Además, se debe fomentar la creación de hubs de innovación tecnológica y en especial de software, que creen desarrollos adaptados a nuestra realidad.
¿Cómo encuentra a las empresas del país el 17 de mayo del 2022, en términos de conectividad y digitalización? ¿Qué tanto se avanzó en los últimos dos años, con la pandemia?
La pandemia no inventó la digitalización. La pandemia forzó a las empresas a acelerar muchos de sus procesos de digitalización que ya venían avanzando, o al menos estaban en planes para “desarrollar en algún momento”. Esto debido a una aceleración de la despapelización (en especial de facturas y documentos de relacionamiento con clientes y el Estado) y, por el otro lado, por la necesidad de tener trabajo remoto que pudiese permitirles continuidad de operaciones. Es decir, la pandemia o aceleró los procesos de transformación digital de las empresas o acabó con aquellas que no pudieron adaptarse o tan siquiera desplegar procesos mínimos digitales. Creo que hoy estamos en mejor posición frente a décadas pasadas, pero con más retos producto de adopción de procesos tecnológicos acelerados.
¿Cuánto se ha reducido la brecha digital entre grandes y pequeñas empresas? ¿Cuantas empresas han desparecido?
Esa es una de las preguntas claves, siendo que muchas de las que desaparecieron no tenían acceso a la digitalización o no se digitalizaron. Sus procesos eran presenciales o no tenían como volverlos digitales pesaron en un mundo de pandemia, en el que la distancia y la desmaterialización resultaron claves. La brecha actual digital entre grandes y pequeñas empresas es menor en el acceso a las herramientas digitales o la conectividad. La diferencia radica en cómo se aplican estos instrumentos digitales.
¿Cómo se puede revertir la brecha digital persistente?
Permitiendo que se generen beneficios tributarios por la digitalización en el marco de la construcción de un país digital. Lo segundo es fomentando la creación de hubs de innovación tecnológica y en especial de software, que creen desarrollos adaptados a nuestra realidad.
¿Qué se espera del regulador (Osiptel), el MTC y el Congreso en términos de normativas para incentivar la productividad que conlleva la digitalización? ¿Cuál debería ser la prioridad este año?
Espero que fomenten la digitalización y no sean barreras para la construcción de un Perú digital. El congreso está, lamentablemente, mal entendiendo el fenómeno digital, tanto que ha logrado que la casi treintena de instituciones dispersas privadas se alineen para poder plantear una voz común. Sí, el sector privado también tiene una tarea pendiente, la de tener un ente interlocutor común, pero esto no quita que el Congreso esté actuando de espaldas a la realidad con propuestas nefastas tales como la Ley General de Internet, que no entiende ni de derecho, ni de internet, ni de transformación digital, mucho menos del impacto de vulnerar acuerdos de libre comercio, todo bajo la premisa “adánica” de pensar que con una norma así “empieza el mundo digital”, cuando en realidad lo que hace es afectarlo profundamente. Legislar sin saber es casi tan peligroso como un premier que ensalza al nazismo por dar un ejemplo “de modernidad”.
¿Qué nos falta como políticas para que la mayoría de empresas sean parte de la IV Revolución Industrial?
Que la Politica 35 del Acuerdo Nacional sea real y efectiva, que se cumplan los pactos mínimos locales e internacionales en materia digital .Pero, sobre todo, que haya un plan común multiestamentario que, sin importar el Gobierno de turno, se siga realizando. Nos falta institucionalidad como país, cosa que se refleja profundamente en lo digital.
¿Qué se espera en términos de mejora de la calidad del internet y de la telefonía?
Va a seguir aumentando la necesidad de mayor conectividad de manera inmediata, no solo por la pandemia, sino por el advenimiento del Internet de las cosas y del 5G. Nos faltan antenas, nos falta licitar espectro, nos falta tener claro el rol de cada actor en el proceso; pero fundamentalmente nos falta un norte hacia el que construir un Perú Digital.
Como industria ¿que le corresponde hacer a las empresas y los proveedores de tecnología para contribuir a la digitalización del país y de todos los niveles empresariales?
Involucrarse en los procesos de desarrollo de políticas y de regulación: no podemos quedarnos callados cuando vemos que se hacen normas que vulneran los principios de la Política 35 del Acuerdo Nacional, las cuales afectan el ecosistema digital y la posibilidad, como país, de tener una opción de crecimiento en un mundo cada vez mas conectado. De lo digital no hay vuelta atrás, -salvo cuando el Gobierno hace algo como dejar el trabajo remoto para forzar a los trabajadores públicos a retornar a las oficinas porque no saben como manejar un país sin papel-. Eso es claramente a lo que nos enfrentamos: no se entiende que lo digital no es “el otro camino”, lo digital es el único camino.
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