Pamela Antonioli: “No podría haber peor momento para crear un nuevo ministerio” | Especial Ministerio CTI: Una Propuesta Bajo La Lupa

Para Antonioli, es necesario entender el sistema, revisar y mejorar la propuesta del Ejecutivo, evitando fortalecer aquello que no funciona.

Pamela Antonioli, gerente del Hub de Innovación minera del Perú, considera que la propuesta remitida por el Ejecutivo debe ser revisada y mejorada. Es necesario entender el sistema para lograr su adecuada articulación de forma que se logren eficiencias, señala, evitando que se fortalezca algo que aún no ha logrado funcionar adecuadamente.

¿Qué le parece la propuesta del ejecutivo de crear ahora un Ministerio de Ciencia y Tecnología e Innovación (MINCITEIN)? ¿Por qué sí o por qué no?

En términos de temporalidad, no podría haber peor momento para crear un nuevo ministerio, cualquiera sea, debido al contexto de inestabilidad política. Los ministros conllevan una alta carga política y, lamentablemente, en nuestro país en los últimos años se ha menoscabado la institucionalidad, con lo que la idoneidad en una alta dirección de un ministerio ya no es requisito implícito (hoy, mal que bien, la figura de presidencia de Concytec sí requiere cierto perfil).  

Además, extrayendo la propuesta del contexto político, la exposición de motivos [del proyecto presentado por el Ejecutivo] es bastante limitada en explicar cómo el nuevo ministerio solucionaría el problema de superposición y coordinación, concretamente porque:

  • No explica cómo la sola transformación de Concytec en un Ministerio […] sería el camino más eficiente para resolver la lista de problemas que la política actual en ciencia, tecnología e innovación (CTI) no ha logrado resolver. Esto es, se asume que el solo hecho de darle el rango ministerial soluciona los problemas existentes.
  • La composición del grupo de trabajo que elabora el proyecto se limita a instituciones públicas, lo cual de por sí es grave, y deja fuera importantes actores. Grandes ausentes en lo público:  MEF, Universidades públicas, Institutos de Investigación Públicos (más allá del INS e IPEN), programas/unidades ejecutoras pro-ciencia, pro-innovate, PNIPA, INIA.  
  • El análisis de no duplicidad se basa en copiar las funciones y rectorías de otros actores y concluir que no hay superposición cuando actualmente existe y seguirá existiendo. Esto puede ser el resultado de la ausencia de actores en el punto anterior.
  • Los beneficios son genéricos, menciona beneficios cuantitativos, pero no los detalla y, por ende, no explica si la inversión se justifica. Más aún, en el análisis costo-beneficio de la exposición de motivos se señala que no hay impacto negativo en el presupuesto público ya que se trasladan los recursos de Concytec pero que sí existen costos asociados a la implementación y a un incremento en años posteriores ¿de dónde saldrían estos recursos? ¿De una distinta repartición presupuestal? Si es así, ¿a qué sector se le quitan recursos?  

Finalmente, si bien es cierto hay varios países en la región que han dado el salto a ministerio, lo han hecho a partir de la construcción de un sistema nacional funcional. El entendimiento del sistema, su articulación y eficiente coordinación es un paso fundamental previo. No es conveniente “fortalecer” lo que aún no ha logrado un funcionamiento óptimo y eficiente.

¿Qué le falta o que se debería modificar de esta propuesta remitida por el ejecutivo al congreso?

De entrada, la propuesta pierde legitimidad cuando no se ha construido participativamente. No puede pretenderse que, por escribir en el papel que habrá articulación, esto ocurrirá. Concytec ha sido ente rector en el papel de un sistema hace varios años, pero el reconocimiento de dicha rectoría en realidad se inició cuando delineó una política y planes, sobre todo cuando apalancó recursos y mejoró la gestión en su canalización, teniendo aún mucho camino por recorrer.

No puede pretenderse que, por escribir en el papel que habrá articulación, esto ocurrirá.

En línea con la gestión de fondos, un tema importante que hace falta en la propuesta es la agencia de CTI como organismo técnico especializado en la canalización y administración de los fondos para CTI. Idealmente, que considere la naturaleza propia de la inversión en desarrollo e innovación (I+D+i) y que sea autónoma y ágil, con capacidad y proactividad en la captación de recursos y con una gestión financiera, de ser posible similar a un fondo y sin retorno presupuestal al tesoro.  

El proyecto de ley indica que el sector CTI son solo las entidades públicas (nuevamente probable sesgo por la conformación del grupo de trabajo) desconociendo la importancia del sector privado, sobre todo en la innovación. Es probable que el ámbito de acción CTI se esté interpretando como ciencias básicas, duras, e innovación tecnológica y no aplicada a ninguna actividad productiva/económica, dada la duplicidad con otros organismos. El hecho que este ente rector no absorba o se vincule directamente con los Institutos sectoriales que ya existen significa que, en la práctica, por más política que emita, siempre va estar sujeta a conflictos de competencia, visiones de cada sector y cero transversalidad. El Viceministerio de Gestión y Articulación no tendrá competencias vinculantes y quedará desprovisto de recursos necesarios para tener un trabajo efectivo.

En línea con lo anterior, el tema de articulación carece de suficientes precisiones. Por ejemplo, el Art. 10 de la Alta Dirección menciona “mantener relaciones con gobiernos y otras entidades en el ámbito de competencia”. [¿] Quién hace qué (por ejemplo, elaborar planes, asesorar, apalancar recursos, supervisar, etc.) y con qué recursos [?]. Se habla mucho de la articulación con gobiernos subnacionales, pero no se revisa el caso cercano de los Corcytec (Consejo Regional de Ciencia, Tecnología e Innovación) para definir cómo sería el ámbito de acción descentralizada del Ministerio.

Es indispensable que se ponga en relieve la función de seguimiento y monitoreo de los indicadores para CTI (y, obvio, tenerlos en el marco de una estrategia país) y considerar que los mismos deben recogerse de distintas organizaciones y consolidarse para poder tener data fiable (actualmente el gasto en I+D público reporta a distintos programas presupuestales, se diluye).  

Finalmente, debería enfatizarse a la popularización de la ciencia como el acercamiento de la ciencia y tecnología con la sociedad, haciendo un esfuerzo por quitarle el tinte de élite que tiene la ciencia y sus actores, para que la ciudadanía la reconozca y valore como parte de su vida. Esto implica tener un enfoque intercultural y reconocer los vínculos entre el conocimiento científico occidental y otros tipos de conocimiento, como los tradicionales, muy importantes en un país pluricultural como Perú.  

¿Para qué sería útil esta propuesta? ¿Es una reacción ante la necesidad de la falta de apoyo a la ciencia en el país o una respuesta a un movimiento o estrategia política?

Entiendo que la bandera que se levanta es la de darle más importancia a la ciencia, pero insisto en que un ministerio por sí solo es más gasto y burocracia si el sistema no está definido y articulado. Se habla de la CTI como agente transformador del desarrollo país, pero en esta pandemia hemos visto cómo no se ha recurrido a evidencia científica para la toma de decisiones oportunas y contundentes ¿Tener un ministerio cambiaría esto? Tomemos además como ejemplo el Minam [Ministerio de Ambiente] y analicemos qué tanto han movido la aguja en rectoría, atracción de recursos y políticas nacionales.

Otra utilidad sería la de visibilizar la ciencia y su impacto en la sociedad, sin embargo, la propuesta pasaría por tener definidos objetivos, métricas, fuentes de recursos, impacto del gasto. Esto lo puede hacer un ministerio. Lo importante es enfocar los recursos disponibles para la solución de problemas y aprovechamiento de oportunidades país. Esta propuesta, al no ser sólida en su planteamiento, ni en su proceso de elaboración, lamentablemente cae en la clasificación de [una razón de ser] más política.

¿Qué le parece que el Concytec sea absorbido por el ministerio y maneje un presupuesto dependiente de este? (arranca con cerca de S/40 millones y pasa luego a unos S/70 millones anuales)

Es lógico que la creación de un ministerio de CTI implique la absorción de Concytec y de Pro-ciencia. Lo que no resuelve es la duplicidad y eficiencia en la articulación con otros actores. Aún no se logra alinear el gasto país en CTI, y no hay un planteamiento para hacerlo en el proyecto.  

Cuando se revisan los estimados presupuestales se pasa de S/21 millones el año 1 a S/43 millones el año 2, donde el principal aumento se da en recursos humanos. Es decir, más personas, pero sin indicadores concretos, ni estrategias. Es una propuesta que copia las estructuras clásicas de ministerios que ya existen sin incluir evaluación de impacto.

Además, no se está considerando la absorción de Pro-Ciencia. Este programa, que en la actualidad no es autónomo administrativamente, pasaría a depender de la administración de un ministerio, considerablemente más burocrático en toda la gestión relacionada a estos fondos. No se ha visto en la propuesta ningún rol relacionado a operaciones de endeudamiento, fuente principal de recursos de Pro-Ciencia de los últimos 8 años, menos de otras acciones de captación de recursos.

A su entender, ¿Qué hace falta para evitar la fuga de talentos científicos, potenciar la innovación y tener desarrollo tecnológico local? ¿Cuál sería el camino que deberíamos seguir y porqué ese sería el adecuado?

Primero, definir el foco que tendrá la CTI en el país, para que sea una inversión estratégica a considerando un corto, mediano y largo plazo, producto de un trabajo serio que no sea modificable con cada gestión y que permita que el sector privado se alinee en el desarrollo y atracción de talento y en sus actividades de I+D+i.

Establecidas las prioridades, métricas y presupuestos trazables para medir impacto:

  • Ampliar las modalidades de promoción de CTI, más allá de las subvenciones generales y de los beneficios tributarios, que permita escalar y madurar sobre lo promovido, incorporando beneficios a la inversión en innovación incluso considerando al Estado como inversionista.
  •  Promover un marco normativo que “formalice” el trabajo del investigador (no como un consultor) para atraer, incorporar y retener talento clave beneficiando también a la entidad contratante.  
  • Mantener métricas transparentes y mediciones de impacto accesibles a stakeholders. Ellos mismos podrán apalancar otros recursos hacia la convergencia si cuentan con información pública válida y respetable.
  • Promover la transferencia tecnológica y comercialización de resultados de investigación que permita poner en valor la CTI de manera sostenible, incluyendo al Estado como usuario.  
  • Realizar un trabajo de descentralización en la promoción de CTI basado en la estrategia país y en las agendas de desarrollo regionales/territoriales.

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