Luego de casi 11 años dedicado a promover políticas de inclusión digital, José Felipe Otero Muñoz concluyó su mandato como vicepresidente para América Latina y el Caribe de 5G Americas y es ahora director ejecutivo de ICT Development Consulting. Desde ahí nos brinda su mirada analítica sobre cómo se está avanzando en la implementación de la tecnología 5G en la región.
A su entender, el sector latinoamericano de las telecomunicaciones enfrenta los inicios de 2025 con sobresaltos y reacomodos corporativos, pero no vive una situación de rezago dramático en la implementación de la tecnología 5G. Para avanzar en ese camino, empero, se requiere de la compartición de infraestructura pasiva, remarcó, pero no solo eso.
Las autoridades de la región, añadió, son conscientes de los graves problemas de conectividad que padecen y revertirlos implica de una estrategia holística que abarque desde una mejora en el poder adquisitivo de la población, porque muchas veces la barrera es la falta de presupuesto en las poblaciones rurales, hasta la educación en habilidades digitales y la integración de la tecnología en los servicios de salud y educación a través de aplicativos sencillos de usar.





¿Considera que es el precio de los teléfonos una de las principales limitaciones para adoptar internet móvil en la región?
El precio del dispositivo siempre ha sido la principal barrera para adoptar cualquier generación móvil. Por ejemplo, cuando surge una nueva tecnología los precios iniciales de los teléfonos oscilan en América Latina entre US$1,000 a US$1,600, lo cual es equivalente, dependiendo del país, a cuatro u ocho salarios mínimos.
En la actualidad, si comparamos el precio de los teléfonos de 4G que están en el mercado, a menos de US$80 en muchos casos, con los de 5G, que son superiores a US$350, es fácil entender porque en mercados donde la mayoría de la población tiene un poder adquisitivo limitado el crecimiento de 5G será más lento.
Para masificar el acceso al servicio móvil 5G entonces…
Se tienen que desarrollar políticas que busquen reducir la pobreza y viabilicen que las personas de menor poder adquisitivo puedan costear los servicios y equipos de telecomunicaciones.
«Hoy la situación es distinta. El modelo de negocio cambió y la tecnología también cambió. En algunos países ya se está optando por una subasta en donde se busca <cobertura, despliegue de infraestructura y no hacer caja».
¿Qué países de la región son los que vienen más rezagados en la implementación de 5g?
Los países más rezagados son aquellos que aún no han lanzado servicios comerciales de 5G, entre los cuales podríamos mencionar la mayoría de los mercados antillanos, mientras que en Latinoamérica nos referiríamos a Bolivia, Cuba, Ecuador, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Paraguay y Venezuela. Obviamente, no todos los casos son iguales. Por ejemplo, hay países donde ya se han ido preparando procesos de asignación de espectro para acelerar el despliegue de la tecnología o los operadores han hecho pruebas piloto de 5G para determinar cómo operaría la misma en sus mercados.
¿Cómo ve al Perú en avance para 5G? Recientemente salió el reglamento para asignar espectro a pedido, pero dando preferencias al que entregue una mejor oferta de inversión.
Ha habido varias idas y venidas. Se empezó la reorganización de la banda de 3.5. Luego se detuvo. Luego se volvió a empezar. Ahora la última comunicación indica que se va a poder acceder al espectro. Estamos ante un concurso de belleza, pero con compromisos de inversión. Hace 20 años, los distintos gobiernos miraban la asignación de espectro como una oportunidad de hacer caja.
Hoy la situación es distinta. El modelo de negocio cambió y la tecnología también cambió. En algunos países ya se está optando por una subasta en donde se busca cobertura, despliegue de infraestructura y no hacer caja. Obviamente te voy a poner ciertos parámetros, me tienes que cubrir ciertas autopistas, ciertas carreteras, pero además quiero que cubras ciertas poblaciones con señal. Las necesidades que hay ahora en el mercado peruano son muy distintas a las que se tenían hace 25 años en términos de tecnología, demanda y costos.
«No se debería demorar, la asignación de la banda 3.5GHz, pero tampoco puedes hacerla mal por apurados (…) Hoy ya tienes todo identificado, sabes qué vas a hacer, toca ejecutar».
¿Incluyendo la necesidad de compartición de infraestructura?
El Perú, un país en donde se tiene una población prácticamente aislada en medio de los Andes o de la Amazonía, se ha visto que es posible cumplir con cobertura cuando hay compartición de infraestructura. Como ejemplo está Internet para todos (IpT), que ha montado una sola red donde otros operadores rurales se conectan.
El mercado requiere cooperación entre los jugadores. Así se minimizan los costos de despliegue de infraestructura. Hoy la compartición de infraestructura activa la vas a tener de todas maneras para 5G, porque los costos de despliegue son muy elevados. Es una tendencia clara.
¿Vamos a buen ritmo en despliegue en Perú? La viceministra de Comunicaciones dijo que tenemos una cobertura de 15%, más o menos ¿Qué no debería pasar con la asignación de espectro? ¿Podemos darnos el lujo de demorarnos?
No se debería demorar, la asignación de la banda 3.5GHz, pero tampoco puedes hacerla mal por apurados. No todos los países pueden ir a la misma velocidad. Pero demorarse tampoco significa que quedará bien. Hoy ya tienes todo identificado, sabes qué vas a hacer, toca ejecutar. Se está avanzando, no están muy rezagados.
«Se tienen que desarrollar políticas que busquen reducir la pobreza y viabilicen que las personas de menor poder adquisitivo puedan costear los servicios y equipos de telecomunicaciones».
Y cuando eso esté asignado los operadores empezarán el despliegue. Entonces se va a dejar ese 15% o 20% para pasar a un 60% o 70% de cobertura, que son las personas que viven en la zona urbana. El mercado funcionará, como ha ocurrido en otras regiones ya. No todos van a ir a la misma velocidad, pero lo importante es que sí se avanza, y en cinco o seis años tendremos una buena cobertura de quinta generación en la región y eventualmente ya caminará la sexta generación.
¿Cuál es el nivel de penetración de 5G en países como Brasil o Uruguay o Chile, que son citados como los más avanzados en despliegue de infraestructura?
Para finales de 2024, Brasil tenía más de 40 millones de líneas 5G, con una penetración de alrededor 20% con esta tecnología. Chile por su parte estaba superando el 26% de penetración 5G, mientras Uruguay superaba el 28%. No obstante, hay que considerar que el poder adquisitivo en estos países, sobre todo Chile y Uruguay, está sobre el promedio latinoamericano.
Hay quienes dicen que el Perú es un mercado chico, que no soporta muchos operadores, y para desplegar 5G bastarían solo tres y no cuatro jugadores, que es la realidad actual. ¿Está de acuerdo con esta afirmación?
La afirmación que indica que hay un número perfecto de competidores en el mercado móvil, usualmente tres, pero últimamente en algunos mercados dos, presupone que todos los operadores estarían con un acercamiento de mercado idéntico. En otras palabras, compitiendo por el mismo perfil de clientes. La realidad en muchos mercados es distinta, con operadores enfocados en clientes de bajo poder adquisitivo operando sin prácticamente competir por clientes corporativos o de alto poder adquisitivo.





Tal vez el mejor ejemplo lo vemos en Estados Unidos, donde aparte de los tres grandes operadores con red de ese mercado –AT&T, T-Mobile y Verizon– existen decenas de operadores móviles en zonas rurales que tienen como parte de su negocio ofrecer roaming a los operadores nacionales. Estos operadores cuentan con red propia y licencias de espectro, por lo que no se les puede confundir con operadores móviles virtuales.
¿Cuál es la alternativa más viable para reducir la brecha digital?
No hay solución que sea la más eficiente el 100% de las ocasiones. Es por esta razón que se debe estudiar las necesidades y realidad de cada localidad para determinar cuál es la alternativa tecnológica más costo eficiente para ofrecer servicio y llevar cobertura a zonas remotas y rurales. Una vez que se concluye esta fase, la más fácil, se debe educar a las personas sobre los beneficios de estar conectado.
Asimismo, se tienen que desarrollar políticas que busquen reducir la pobreza y viabilicen que las personas de menor poder adquisitivo puedan costear los servicios de telecomunicaciones. La cobertura sin iniciativas para reducir pobreza y educar sobre los beneficios de la tecnología sirve muy poco para acabar con la brecha digital.