El precedente Iriarte-Brenner de investigación científica

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En la investigación científica, y en general en la ciencia, se construye (o se debe construir) a “hombros de gigantes”. Se aprovecha de lo que hayan realizado otros investigadores / científicos previamente, de esta manera sirve de base para seguir con los procesos de investigación.

En el Perú se realiza investigación científica, en las áreas de ciencias exactas, en ciencias naturales y en ciencias sociales. Mucha de esta investigación se realiza desde la Academia: en universidades y centros de investigación especializada. Otra parte de la investigación se realiza desde la sociedad civil: centros de investigación como CIES, GRADE, CEPES, entre otros. Finalmente un grupo importante de la investigación se hace desde el sector gubernamental, en diversas entidades públicas, en ámbitos desde la agricultura a la pesca, desde la investigación oceanográfica, de glaciares, en el antártico, en las selvas, en materia de minería o en materia de ciencias sociales como antropología, etnología, folklore y claro esta arqueología.

Pero hay una especial diferencia con la investigación realizada desde el sector público: el mismo se realiza con fondos públicos. Siendo así la producción científica producida con recursos públicos es accesible a cualquier basados en los principios de que lo desarrollado con fondos públicos es de acceso público (salvo las excepciones de ley establecidas en la Ley de Acceso a la Información Pública). Las excepciones son claras.

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Las investigaciones arqueológicas financiadas con el erario público, son investigaciones científicas. Dichas investigaciones producen diversos resultados: las excavaciones en si mismas dan conocimiento sobre los artefactos y los espacios donde se encuentran así como de los hábiles peruanos que les hicieron; también hay resultados de las excavaciones algunas que se llevan a depósitos y otros a exhibiciones; se realiza trabajo de campo para recuperar o poner en valor piezas e inmuebles, pero todos estos procesos requieren de una adecuada bitácora de investigación.

Estas bitácoras (o diarios de campo) son de una riqueza increíble, puesto que dan no solo información científica del contexto de los hallazgos, sino de los procesos para conservar, para excavar, para consolidar, para comparar con investigaciones previas. Es no solo el artículo final publicado sino la data de base para la investigación, que aunada a la data en “bruto” que se pudiera obtener las que sirven para que otros sigan investigando a “hombros de gigantes”.

Y es aquí donde encontramos el precedente Iriarte-Brenner. Los cuadernos de campo de la labor de Francisco Iriarte Brenner en Puruchuco, lugar donde se experimentó técnicas de restauración, pero que además es uno de los pocos sitios arqueológicos puestos en valor en Lima, fueron requeridos al Ministerio de Cultura. El Ministerio los negó aduciendo que los documentos científicos, aún los hechos con recursos públicos, no son de libre acceso. Eso claramente contraviene la normativa sobre la materia de acceso a la información pública, pero también mostraba como documentos de los 50s eran resguardados pero no compartidos para seguir investigando a “hombros de gigantes” y quedaban para ser accesible por una élite.

“El libre acceso a las investigaciones realizadas con recursos públicos, en todas las áreas, fortalece la ciencia abierta y el poder avanzar ‘a hombros de gigantes’”.

– Familia Iriarte Ahon.

La negativa del Ministerio de Cultura fue apelada ante el Tribunal de Acceso a la Información Pública y Transparencia, quien estableció que los documentos científicos desarrollados con recursos públicos son accesibles por el público, sin expresión de causa, más cuando se trata de información de beneficio de toda la sociedad, como es precisamente la investigación histórica; añade además que el hecho de no haber sido publicada previamente no es elemento para no brindar su acceso, y más aún si la misma ya se encuentra digitalizada.

La familia Iriarte Ahon, hijos de Francisco Iriarte Brenner, también de pronunció sobre la decisión del Tribunal, indicando que «el libre acceso a las investigaciones de su padre, quien fuera primer decano del Colegio de Arqueólogos del Perú y Director General de Patrimonio Cultural de la Nación, es un hito para la investigación científica en el Perú. El libre acceso a las investigaciones realizadas con recursos públicos, en todas las áreas, fortalece la ciencia abierta y el poder avanzar ‘a hombros de gigantes’».

Desde ya invocamos a todas las entidades publicas que comprendan la necesidad de entregar no solo los ‘datos en bruto’ sino la documentación, archivos audiovisuales, audios y cuanto material haya sido recopilado por investigaciones científicas hechas con recursos de todos. Así lo hubiera querido mis padres, que entendían que el conocer nuestra identidad desde la investigación científica y su puesta en valor son fundamentales en democracia.

Ahora hay un precedente para la investigación científica hecha con recursos públicos, úsenlo para que nuestra sociedad siga creciendo a “hombros de gigantes”.  


Columna publicada originalmente en La República.

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