Juan Pablo Sanguinetti, Country Manager de Whalecom Perú, comentó que, a raíz de esta pandemia y el aislamiento social obligatorio, se ha reconfigurado la concepción del centro de trabajo como un lugar físico al cuál se debe acudir todos los días.
Según los sondeos de Whalecom entre la gran y mediana empresa local, la oficina física ahora es vista como un servicio y no como el lugar específico de trabajo: es evidente que lo realmente importante es hacer el trabajo y lograr los resultados.
Hoy lo que se debe buscar es repensar el uso del espacio y de las relaciones dentro del mismo, porque los trabajadores ya comprobaron que pueden cumplir las metas sin trasladarse físicamente hasta las estructuras corporativas todos los días, explicó.
Al inicio de la pandemia no se dio propiamente un home office, entendido como todo un soporte de infraestructura y políticas para el trabajo remoto, sino más bien un “working from home”, es decir un sistema de emergencia, improvisado, con restricciones y limitaciones.
Según Sanguinetti, durante la emergencia tuvimos tres fases o momentos comunes muy claros:
- La emergencia: al inicio el foco estuvo puesto en resolver lo más urgente. Dependiendo del tipo de industria varia, en general se trató de resolver lo relativo a la ubicuidad (bajar / subir trabajadores a los yacimientos, turnos de atención en agencias, sucursales, etc.), seguridad (testeos masivos, adquirir respiradores, etc.) y organización (ajuste de procesos, soporte tecnológico, funcionamiento del home office, etc.).
- Reorganización: una vez pasada la etapa de emergencia, las organizaciones procuraron entender cuáles eran las acciones de contingencia para adoptar y para trabajar con una expectativa de mediano plazo.
- Estabilización: adopción de procesos de trabajo más estables, incluyendo protocolos de reuniones y de repporting con el ánimo de instalar rutinas de producción y de trazabilidad / visibilidad de las personas. En esa etapa nos encontramos ahora.
Cuando acabe la pandemia, la mayoría no volverá al modelo previo por completo. Las encuestas realizadas por algunas de las organizaciones, según los reportes de Whalecom, definen una expectativa de los colaboradores de trabajar 50% del tiempo desde el hogar. “Casi nadie imagina un formato 100% home ni 100% presencial (en aquellas posiciones que lo permiten)”, apuntaron.
Ya no quedan excusas para decir que el teletrabajo no funciona, así que corresponde diseñar los protocolos legales y las infraestructuras para lograr el equilibrio adecuado entre la vida laboral y personal, precisó Sanguinetti.
Para la mayoría, añadió, el retorno será gradual y planificado, cuadrando horarios para no coincidir todo el personal al mismo tiempo en las oficinas. Además, se irán desarrollando nuevas competencias, incorporando las herramientas virtuales necesarias, los protocolos de comunicación, las nuevas formas de medición de productividad y las tecnologías digitales apropiadas para la reconversión de procesos.
Variedad de industrias han optado desde el principio por una modalidad dual, pues tienen dos ecosistemas: un grupo tiene labores presenciales y otro en remoto. La permanencia de este modelo dependerá de cada giro de negocio, pero está claro que en muchos casos se adoptará un mix en función del tipo específico de trabajo a realizar, completó.