Si bien existe una mejora en la participación de la mujer en las labores de ciberseguridad, su presencia aun es baja y no llega a un tercio del total. En 2013, la representación de las mujeres en el sector era del 10%. Para 2019 subió al 20% y llegó a 25% de los 5.4 millones de puestos existentes en el 2023. El informe «Women in IT and Cybersecurity» de Tehtris estimó que llegarían a 30% este año y para 2031 alcanzarían el 35%.
En América Latina y el Caribe el número de profesionales en ciberseguridad fue de 1,285,505 en 2023 y se calcula que alrededor de 320 mil son mujeres. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha destacado que, si bien hubo avances, todavía se evidencian «desigualdades de género» en el ámbito laboral. «La tasa de participación femenina se mantuvo en 52.1%, muy por debajo de la de los hombres (74.3%)».
La disparidad de salario es uno de los principales problemas que enfrentan las mujeres. Según la OIT «Las mujeres ganan en promedio un 20% menos que los hombres, y siguen siendo expuestas a mayores tasas de desocupación y empleos de menor calidad».
Julieta Escolar, gerente de recursos humanos de ESET Latinoamérica, alertó que la brecha salarial no sólo se da por el poco acceso a puestos directivos, sino ante igualdad de puestos y jerarquía. «Si bien las compañías están empezando a mapear e intentando encontrar soluciones, es algo que no muchas pueden resolver en el corto/mediano plazo», lamentó. De hecho, citó, el Foro Económico Mundial estima que la paridad se alcanzará recién en 2058.





Desafíos diversos
«El mayor desafío que enfrentamos las mujeres en el ámbito laboral es la falta de representación en cargos directivos. Históricamente estos puestos han sido ocupados por personas de género masculino, y si bien de a poco esta tendencia ha ido mejorando, aún falta esta representación», agregó Julieta Escolar.
La consultora Russell Reynolds Associates, a través de su índice de rotación de directores ejecutivos, identificó que, en 2024, las mujeres representaron 24 de los nombramientos de directores ejecutivos a nivel mundial (es decir, un 11%), en comparación con los 196 nombramientos de varones.
En las organizaciones existen un conjunto de normas no escritas que dificulta a las mujeres tener acceso a los puestos de alta dirección, alertaron desde ESET. Su carácter de invisibilidad es resultado de la ausencia de leyes y códigos visibles. Carla Araujo, gerente de marketing para ESET Brasil, reconoció que existen cuestionamientos velados – nunca directos, pero presentes – sobre la capacidad de las mujeres para asumir posiciones de liderazgo.
Por su parte, Gabriela Rodríguez, gerente de ventas para ESET Latinoamérica añadió que otro desafío que enfrentan es el respeto al derecho a la maternidad. «El embarazo ha sido una de las principales razones por las que se ha negado injustamente el derecho al trabajo a las mujeres. ¿De qué manera lo he abordado? No tolerándolo, no aceptándolo y externando que la maternidad no es un impedimento», acotó.
En América Latina y el Caribe el número de profesionales en ciberseguridad fue de 1,285,505 en 2023 y se calcula que alrededor de 320 mil son mujeres. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha destacado que, si bien hubo avances, todavía se evidencian «desigualdades de género» en el ámbito laboral.
Un estudio realizado por la Universidad de Bath y la Universidad de Melbourne reveló que las mujeres asumen siete de cada diez (71%) tareas de carga mental del hogar. En concreto, se refiere a lo necesario para que la vida familiar funcione sin problemas, incluyendo la programación, la planificación y la organización de tareas. Además, se estableció que las mujeres se encargan del 79% de las tareas diarias, como la limpieza y el cuidado de los niños, mientras que los varones solo lo asumen en el 37% de los casos.
«La carga mental invisible de la mujer, buscando el equilibrio constante entre la vida familiar y laboral, es uno de los mayores desafíos que enfrentamos. En muchos casos, sobre nosotras recae la tarea de organizar y poner en marcha la logística familiar y que, incluso, cuando delegamos actividades, no se nos permite renunciar a nuestro rol clave para que todo funcione. Por eso, la sensación de agotamiento en muchos casos es alta», sostiene Escolar.
El camino para cambiar
Las empresas pueden jugar un papel fundamental para contribuir a cambiar esta realidad y lograr la equidad laboral, estimaron los especialistas de ESET. «Las empresas deben empezar a trabajar para que su equipo directivo sea lo más diverso posible, que incluya no sólo mujeres en estos roles, sino que también busque que sean diversas sus realidades personales, y así contar con distintos puntos de vista para abordar las problemáticas de la compañía. Para ello, deben evaluar si sus sistemas de promoción son justos y equitativos para evitar cualquier sesgo», propone Escolar.
Y agrega: «Pueden proponerse como objetivo a mediano plazo, no sólo mapear la brecha salarial sino analizar los beneficios ofrecidos y ver cual impacta en mayor o menor medida en las personas de diferentes géneros y realidades, y en base a eso plantear soluciones».





«Promover que, dentro de sus procesos de contratación, no haya sesgos de género. Es decir, que se implementen prácticas que garanticen la igualdad de oportunidades, independientemente del género. En esa misma línea, promover políticas de equidad salarial, visibilizar el papel de la mujer en aquellas profesiones en las que predominan los varones, ofrecer programas de capacitación, desarrollo y mentoría, e incentivar la promoción de la mujer en puestos directivos», añadió Gabriela Rodríguez.
En esa línea, Carla Araujo reafirmó que la igualdad en el entorno corporativo no se trata solo de ofrecer las mismas oportunidades, sino de garantizar que todos los profesionales tengan condiciones justas para crecer. «Para reducir la brecha de género, las empresas deben implementar programas de desarrollo para mujeres y, reevaluar sus procesos de promoción y contratación», dijo.
«La diversidad debe ir más allá del género: crear un ambiente inclusivo significa considerar diferentes perfiles, experiencias y orígenes. Cuando las empresas invierten en diversidad, obtienen nuevas ideas, diferentes puntos de vista y, al final, resultados mucho mejores», concluyó Araujo.
Sepa más: Un 8 de marzo de 1917 un grupo de mujeres rusas se declararon en huelga, pidiendo «Pan y paz». Cuatro días después, el zar se vio obligado a abdicar y el gobierno provisional concedió a las mujeres el derecho de voto. A partir de entonces, los países comenzaron a conmemorar a las mujeres en este día hasta que, en 1975, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró oficialmente el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer.