El Salón de la Fama de Internet del presente año ha elegido a Rafael (Lito) Ibarra como un visionario de Internet que contribuyó a su crecimiento en El Salvador. En esta entrevista nos da su perspectiva sobre cuál debe ser la política por aplicar hoy en la región para reducir la brecha digital.
Todos los años un grupo de personas que han sido claves para la conceptualización, construcción y desarrollo de Internet a escala global son elegidas para integrar el Salón de la Fama de Internet Society. Este año se han elegido 21 nuevos héroes, entre los cuales está el salvadoreño Rafael (Lito) Ibarra, quien trabajó para mejorar los primeros sistemas de acceso a la red en su país.
Este pionero del Internet estableció los primeros cibercafés de El Salvador y administró el dominio .sv. Según el Internet Society, su influencia se siente en toda América Latina, el Caribe y a nivel mundial, como fundador y líder de varias instituciones de Internet.
A principios de 1990 no se veía como algo factible conectar a la población rural de un país pobre como El Salvador. Ibarra, quien era director de información de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas de El Salvador, se propuso lograrlo y empezó con la labor de convencer a las autoridades de facilitar la conectividad. El siguiente reto, una vez logrados los enlaces, fue trabajar en un modelo de negocio sostenible para el manejo de dominios .sv.
También trabajó para democratizar el acceso a Internet estableciendo “infocentros” en todo el país. Estos cibercafés orientados a la comunidad sirvieron para promover el uso de Internet. Luego vendría el enseñar a la población a sacar provecho a dicha conectividad.
¿Está el internet y la conectividad hoy en los niveles esperados en América Latina?
No lo creo. Con el tiempo que ha transcurrido desde que hicimos las primeras conexiones en la región (arriba de 25 años), el desarrollo y accesibilidad de las tecnologías empleadas, y el ampliamente reconocido papel de Internet en el desarrollo de los países, desde hace algunos años deberíamos contar con cobertura del 100% en cada uno de nuestros países. El acceso universal, así como la formación de las poblaciones para saber utilizar provechosamente la conectividad, deberían ser prioridad en las políticas públicas, con mecanismos de sostenibilidad y continuidad. La pandemia puso en grave y clara evidencia que aún falta mucho por hacer, y no deberíamos olvidar esa experiencia y las carencias que se han hecho evidentes en nuestras ciudades y zonas rurales.
¿Cómo se imaginaba, cuando recién se empezó a usar internet, que sería la conectividad en el 2022?
Como la mayor parte de personas que trabajamos en hacer posible la conectividad en nuestros países, y aquellos que contribuyeron al diseño tecnológico de esta herramienta, no se podía anticipar ni visualizar lo que llegaría a significar Internet en las vidas de quienes tenemos el privilegio de estar conectados. Hoy es prácticamente una herramienta indispensable para casi todas las actividades humanas, con una gran diversidad de servicios, aplicaciones y funciones para trabajar, aprender, estudiar y divertirse. La “innovación sin permiso” es un fenómeno que ha sido posible en todo el mundo, en buena parte gracias al uso de Internet, y esa explosión no fue prevista por nadie.
¿Cuáles han sido las iniciativas regionales y locales (en El Salvador) exitosas en términos se reducción de la brecha que podrían replicarse en Perú o la región?
En los orígenes del despliegue de Internet en nuestro país, con la iniciativa llamada Infocentros, logramos llevar la conectividad a numerosas ciudades del interior de nuestro país, y para nosotros fue una referencia importante y un apoyo concreto contar con la experiencia de la Red Científica Peruana y su proyecto de Cabinas Públicas. Otras iniciativas regionales que nos han servido de referencia son todas las que han implementado mejoras a la infraestructura crítica de Internet, como por ejemplo la creación y desarrollo de Puntos de Intercambio de Tráfico (IXP), Centro de Respuesta a Incidentes de Emergencia en Ciberseguridad (CSIRT o CERT). Muchas de estas experiencias las podemos compartir directamente gracias a las comunidades que hemos creado en la región por medio de organizaciones como LACTLD, RedCLARA, LACNIC, LAC-IX, y otras. La creación formal de estas organizaciones no es un logro menor, pues han permitido un mayor trabajo colaborativo en la región. La cereza de este pastel es la existencia de la Casa de Internet de Latinoamérica y el Caribe, en la sede de LACNIC, en Montevideo.
En relación con las políticas públicas ¿Qué nos falta en la actualidad en la región?
Principalmente, una política que facilite y garantice la conectividad para toda la población de cada país. Adicionalmente, políticas que fomenten, promuevan y faciliten la incursión de emprendedores de todas las edades en la economía digital, programas de formación de la población en el uso y aprovechamiento de las Tecnologías de información y Comunicaciones, con énfasis en la utilización de Internet. Políticas que resguarden la privacidad de datos, la ciberseguridad de la nación y la infraestructura crítica utilizada en las redes de telecomunicaciones en todos los sectores. También nos hacen falta otras piezas de legislación como la neutralidad de la red, derecho ciudadano a Internet como infraestructura crítica, incluso en forma gratuita, firma de convenios y tratados internacionales sobre ciberseguridad, y otras.
¿Cuál debería ser la agenda regional para el 2022? ¿Apuntalar el 5G debe ser una prioridad?
Las tecnologías como 5G, que incrementan la velocidad de acceso, son útiles y deseables, pero hay otros temas aún pendientes y atrasados en la región, y estos deben ser prioritarios. Algunos de estos los hemos mencionado antes, y debería retomarse los temas, objetivos y metas cuantitativas y cualitativas que han sido reiteradas por muchos años en los planes y agendas de eLAC, de CEPAL, por ejemplo. Cada país debe revisar cuáles de esas propuestas son factibles en sus naciones, y echarlas a andar. La conexión provechosa a Internet ha probado una y otra vez ser un elemento nivelador para la calidad de vida y democratización del acceso a servicios, prestaciones y facilidades en las áreas de educación, finanzas, negocios, servicios públicos y otros, por lo que esta herramienta posibilitadora de otras actividades debería figurar en los primeros lugares de las prioridades de la agenda 2022 de nuestros países y los múltiples sectores.
¿Cuál debe ser el camino a seguir por un Gobierno para lograr la inclusión digital y el cierre de brechas en nuestro territorio?
En la mayoría de los casos, el acceso a los lugares más alejados y con topografías más agrestes no resultan rentables para los proveedores de conectividad. En esos casos, los Estados tienen una responsabilidad de buscar formas creativas y quizá inicialmente subsidiadas para lograr que la mayoría o totalidad de su ciudadanía se sientan cómodos accediendo Internet y los servicios provistos por la red. Los gobiernos deben acercar y facilitar los procesos que el estado normalmente provee a sus ciudadanos, tales como la identidad digital, educación, salud, en algunos casos algún tipo de apoyo o subsidio, de forma que un gobierno digital también apoye la transformación digital de empresas y organizaciones, públicas y privadas, para el bien y crecimiento de la economía local y nacional.
¿Qué normas faltan para lograr la verdadera inclusión digital?
Aquellas que favorezcan la formación de niños y jóvenes en las áreas de conceptos y cultura digital, habilitándolos para trabajar y vivir en una sociedad en la que la mayoría de servicios e interacciones se realicen por medio de tecnologías y comunicación electrónica, ya que esta situación no es el futuro, sino nuestro presente. Debemos seguir procurando calificar a más personas en la instalación, configuración, el mantenimiento y soporte a los equipos, las redes, las infraestructuras, aplicaciones, plataformas y sistemas que son necesarios para contar con una conectividad segura, estable y resiliente, así como abierta, inclusiva y fácil de ser utilizada por nuestras poblaciones.
¿Cuáles han sido esos errores que no se pueden volver a repetir? Esos ejemplos que nos dejaron una clara moraleja…
Los ingenieros que diseñaron la tecnología que se usa en Internet coinciden en señalar que los principales errores de origen son, por ejemplo, no haber dotado de suficientes mecanismos de seguridad al diseño principal, pues no se pensaban en los usos incorrectos o nocivos y los abusos que hoy en día se dan por distintos actores en el mundo. Se trabaja mucho en subsanar estos problemas de inseguridad en la red y por tanto hay mucha inversión de recursos humanos y financieros en ese tema. También la terminación de las direcciones para que más dispositivos se puedan conectar a la red es otra deficiencia de origen, y si bien ya hay un planteamiento técnico sobre este tema (la migración a la versión IPv6), aún no se propaga en el mundo en forma suficiente. Finalmente, la confianza de las personas en Internet se ha erosionado en los años recientes, debido a los muchos casos de fraude, engaños y mal uso de la red. Estas son algunas de las tareas que aún tenemos pendientes, si queremos que nuestra región y nuestros países puedan convertir a Internet en una herramienta realmente diferenciadora y potenciadora de nuestro desarrollo social y económico.