El auge de la Inteligencia Artificial experimentado en los últimos meses abre un panorama de reflexión e intensifica los debates sobre qué pasará con los usuarios y sus datos en la nueva generación de internet que correrá sobre las redes 5G.
Cada nueva generación de Internet nos trae desafíos, pero suma en un concepto básico: mayor diversidad de información a la que se puede acceder. En el caso de la Web 3.0 nos ofrece una oportunidad de mejorar el autocontrol de los datos que compartimos los usuarios y recuperar en parte la libertad. Así lo sostuvo Alejandro Prince, director de Prince Consulting, en el conversatorio “Economía Digital: Rumbo a la Web3”, organizado por 5G Américas esta semana.
Las tecnologías de la información han existido desde siempre y tuvieron su primer gran salto con la escritura, porque se rompió la barrera del tiempo y el espacio: no necesito estar frente a alguien para comunicarme con él. El segundo gran salto fue la imprenta, que permitió masificar la difusión del mensaje, multiplicando los receptores. Y el tercero, el internet, llego para potenciarlo, explicó.
“Desde entonces, cada avance o etapa ha sido un ganar más en la diversidad de contenido al que se puede acceder. La tecnología rompe las barreras de cantidad, espacio y exclusividad, permitiendo que haya acceso a más variedad. Lo que hoy tenemos es una hipérbole de ese crecimiento. Es ultra exponencial”, señaló.
La primera generación de internet se caracterizó por la presencia de páginas web, que traía inmerso el concepto “free”: gratis, abierta… libre. En la segunda priman las redes sociales, que democratizan el diálogo en línea, y esta tercera, que está arrancando, es un mundo hiperconectado que viene potenciado por la adopción de la Inteligencia Artificial (IA) y los objetos interconectados, que serán cien veces más en solo cinco años, explicó.
¿Qué es exactamente la Web 3.0? Nace o se basa en la IA, ofreciendo dispositivos y redes inteligentes, que responden y atienden al usuario con mayor rapidez. Todas las PC y los datos están conectados y tanto el humano como las máquinas acceden a ellos de forma similar. La Web 3.0 o web semántica es conocida por su democratización, dado que está construida a través de una cadena de bloques descentralizado donde no existe una propiedad centralizada del contenido o las plataformas. Se realiza un proceso de filtrado automático de los datos, que son comprendidos y procesados por las máquinas de forma eficiente.
En el ideario, los expertos esperan que cada usuario tenga un perfil personal en internet basado en su historial de búsquedas que le dará una experiencia de navegación única. El famoso algoritmo que muestra lo que entiende deseamos ver. “Es como la imprenta en su momento: nos permite más libertad y más complejidad en discurso, pero también conlleva más riesgos”, apuntaló Prince.
Tanta libertad de acceso a la información y los datos desde las máquinas ha generado en muchos el temor de que se transgredan los límites morales y “se escape de nuestras manos”, afirmó. El mundo hiperconectado y la hiperglobalización que permite ver en tiempo real lo que pasa en el resto del mundo, la velocidad con la que accedemos a los datos y servicios genera un nuevo modelo económico y generará, sin duda, una oleada regulatoria. “es una caja negra no solo para el ciudadano sino para los empresarios y los científicos”, recalcó.
“La inteligencia artificial (IA) no es una revolución tecnológica que camina sola. Viene como fruto del avance de muchas tecnologías, tanto de hardware como de software”.
No es posible adivinar lo que sucederá y es probable que se regule mal, porque el avance tecnológico es más rápido que los legisladores, añadió, pero estamos también ante una oportunidad para el ciudadano de recuperar el control y poder dominar un poco más qué datos comparto y con quien, ya sean empresas o el mismo gobierno.
La IA no es una revolución tecnológica que camina sola. Viene como fruto del avance de muchas tecnologías, tanto de hardware como de software que conforman la infraestructura. Desde el material para las pantallas táctiles con interfases que permiten con un solo toque acceder a miles de datos, hasta la red 5G, pasando por los OTT (Over the top, por sus siglas en inglés). Son los usuarios quienes evolucionan y con ellos los dispositivos conectados que se multiplican generando un nuevo modo de comprar y mover la economía.
La Web 3.0 llega con temores de los estados por mantener equilibrio geopolítico. Mientras ofrece una promesa de mayor libertad al darle al usuario el control de sus datos para decidir con quien los comparte, los gobiernos buscan mayor control porque los asusta este cambio de reglas y eso está generando la discusión académica que se vive en la actualidad.
“Para la gran mayoría la IA sirve para que, siendo un usuario básico, pueda uno mismo decidir mejor porque tiene el dato deseado en el lugar adecuado. Si hay internet y energía tengo una inteligencia al servicio del dato. Además, controlo mis datos. Autorizo si los usan o no. Es el sueño de una panacea, donde se devuelve la integridad y el dominio al ciudadano. Ya sea gobierno o empresa, se le va a quitar un poco de poder. No todo, pero algo. Al final no será una discusión tecnológica sino de cuáles son nuestros valores y qué decidimos como sociedad”, remarcó.
Sepa más: Alejandro Prince es licenciado en Comercialización por la UADE, Doctor en Ciencia Política por la Universidad de Belgrano y Doctor en Economía del ESEADE. En enero de este año acaba de presentar el ebook Transformación Pública Digital en Latinoamérica.