El reporte elaborado por USAID concluye que el ecosistema digital peruano está lleno de contrastes y, si bien hay avances sustanciales en conectividad, existen muchos retos por cubrir para lograr reducir la brecha en el entorno rural y la microempresa.
La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) he emitido recientemente un informe sobre el ecosistema digital peruano en el cuál se destaca que, pese a los avances en conectividad experimentados en los últimos treinta años, no se ha logrado aún contrarrestar los problemas de acceso que experimentan las poblaciones rurales.
Durante la pandemia, anotan, se hicieron evidentes los problemas para acceder a los programas de educación en línea: Los niños estaban desconectados o sin equipos de cómputo adecuados para trabajar y no se dictaban clases presenciales, lo que generó un retraso en su aprendizaje. Esto significa en la práctica que se estaba violando su derecho a una adecuada educación.
Desde 2012 ha existido un interés por concretar mejoras en la infraestructura de fibra óptica con el proyecto de la Red Dorsal. Y complementarla con enlaces satelitales en zonas de difícil acceso, pero debido a llamas en el diseño comercial, el costo de acceso y montado de la red en amazonia sigue siendo muy elevado.
Se han presentado 180 propuestas normativas para el sector, pero solo 29 se han convertido en ley. Muchas no contaban con el visto favorable de la industria por ser contraria a las facilidades que se requiere para invertir.
El ecosistema, concluyen, está lleno de contrastes. Hay progresos en conectividad, alfabetización digital, derechos en línea y gobierno digital, pero quedan muchos desafíos en la implementación de políticas digitales para reducir disparidad de acceso. También advierten que falta mejorar la capacidad de coordinación para apuntalar los esfuerzos por remediar las brechas digitales latentes.
“La densa Amazonía y la cordillera de los Andes desafían el éxito de los modelos tradicionales de conectividad rural”, comentan tras resaltar que existe aún mucha disparidad entre la calidad del servicio que se obtiene en la costa frente a lo que reciben las comunidades rurales de la sierra y selva, dónde la velocidad es muy baja y el precio muy alto.
Se ha reducido el volumen de ciudadanos desconectados en los últimos años, pero no lo suficiente. En el 3013 el 50% tenía contratado el servicio móvil, una cifra que subió a 73% para el 2020, según GSMA. Inei estima que estamos ya superando el 82% de la población mayor de 6 años que usa o se conecta a Internet. Sin embargo, en áreas rurales o en la amazonia el porcentaje es mucho menor y perdiste las brechas de género: hay una diferencia de diez puntos entre la penetración de hombres (41%) versus mujeres (31%). Además del acceso, es necesario saber sacarle provecho a la infraestructura. Una tarea pendiente urgente, mencionan, es mejorar la alfabetización digital de todos los peruanos. Esto debería ser un elemento central de la estrategia del Gobierno con miras a lograr una transformación digital inclusiva, destaca el informe. Además, indican que se debe mejorar el marco regulatorio, de forma tal que se proteja los derechos digitales, incluido aspectos básicos como la libertad de expresión en línea.
Entre 2016 y 2021, precisan, se han presentado 180 propuestas normativas para el sector, pero solo 29 se han convertido en ley. Muchas no contaban con el visto favorable de la industria por ser contraria a las facilidades que se requiere para invertir. El entorno es propicio para la inclusión financiera digital en términos de política y regulación, añaden, pero persisten los desafíos en términos de ofertas de productos y captación de clientes.
“Nuevas empresas tecnológicas están avanzando a pasos agigantados, pero siguen enfrentándose a una multitud de desafíos. La tecnología sigue estando fuera del alcance de la gran base de micro, pequeñas y medianas empresas informales del país”, señalan.
Apenas el 4% de las microempresas tienen acceso a financiamiento, mientras que el 45% de las pequeñas empresas sí lo tienen, refieren. El Ministerio de la Producción tiene un programa de impulso para startups, pero quedan aún muchas de ellas sin lograr su adecuado desarrollo ni acceder a los recursos financieros y humanos (talento digital) para concretar su progreso.