Michael Zelada García es docente de la Carrera de Ingeniería de Sistemas de la Universidad de Lima. Se formó como ingeniero mecánico, luego se especializó en Machine Leraning y Analistics for Supply Chain por Massachusetts Institute (MIT). Tiene un MBA con mención en negocios internacionales. Además de la docencia tiene experiencia en el sector industrial como gerente de planta. Él considera que para cumplir las metas se requiere un trabajo coordinado entre el sector público, privado y la academia.
¿Qué significa para el Perú la Política Nacional de Transformación Digital (PNTD) al 2030, aprobada el 28 de julio?
El desarrollo de un mercado globalizado cada vez más competitivo, como uno de los principales catalizadores, ha permitido la aparición y absorción casi instantánea de nuevas y modernas tecnologías. A esta rápida asimilación se le conoce actualmente como la “cuarta revolución”, movimiento que se encuentra en la agenda de prioridades de organismos internacionales, países y empresas. Y es que a aquellos países con menos asimilación a la cuarta revolución se les reconoce como pobres, con salarios bajos, menos formales e incluso con economías frágiles, tal como lo ha demostrado la pasada crisis sanitaria.
La cuarta revolución industrial incluye términos como la digitalización y/o transformación digital. En países desarrollados, como Japón, por ejemplo, un estudio pospandemia advierte que las empresas deben concentrarse en mejorar la digitalización para sobrevivir ante la nueva normalidad.
Organismos internacionales, como ONUDI y Cepal, han diseñado rutas de implementación tanto para la digitalización y la transformación digital como para la cuarta revolución. Desde la perspectiva sectorial del Estado peruano, el Ministerio de la Producción, a través de su portal web Producemás, ofrece algunos servicios para la adherencia a herramientas digitales. Incluso, se cuenta con una incipiente ruta digital para las mypes, si la comparamos con las experiencias de Chile, Colombia o España.
Por tanto, la Política Nacional de Transformación Digital (PNTD) es de relevancia nacional, pues busca ser una ruta para impulsar la transformación digital en los diversos actores: personas, empresarios, emprendedores, empresas privadas y públicas de los tres niveles de gobierno.
¿Cuál puede ser el impacto de esta política? ¿En qué los beneficia?
Desde el enfoque de lo que establece la PNTD, los impactos esperados se traducen en mejorar ocho competencias, las mismas que se miden a través de la Encuesta Nacional de Hogares – ENAHO. Así tenemos que las cinco primeras están bastante vinculadas con incrementar las competencias en las personas: i) Busca y obtiene información en internet; ii) Se comunica (e-mail, chat, Skype, WhatsApp, Facebook, Twitter, etcétera); iii) Sigue actividades de capacitación y educación; iv) Realiza trámites con organizaciones públicas; y v) Realiza actividades de entretenimiento.
Además, se tienen tres impactos más, que se pueden relacionar directamente con mejorar las competencias de las empresas: i) Compra de productos o servicios; ii) Opera en banca y otros servicios financieros; y iii) Venta de productos o servicios.
Si bien la ENAHO es tomada como base de referencia para la formulación de los indicadores de impacto de la PNTD, debemos reconocer que las empresas, a través de la Política Nacional de Desarrollo Industrial (PNDI), también han sabido desarrollar sus propios indicadores de impacto; así, se ha visto que han tomado como base la “Encuesta de Madurez y Brechas Digitales en Mipyme peruanas”, incluso éste último contempla a la infraestructura como indicador de impacto. Lo que quiere decir que la transformación digital en el Perú es actualmente abordada tanto desde el enfoque multisectorial (PNTD) como sectorial (PNDI), lo cual finalmente coadyuvará con el objetivo esperado.
¿Cuáles cree que son los principales desafíos y retos que enfrentarán las autoridades para implementar la propuesta de agenda y alcanzar los objetivos propuestos?
La implementación de la PNTD enfrentará varios desafíos y retos. Uno de los principales es asegurar el financiamiento necesario para llevar a cabo los programas y proyectos previstos en la política, el mismo que ya está definido en el artículo 7 de la PNTD. Otro de los retos es mejorar la articulación sectorial y entre los tres niveles de gobierno, de forma que se reconozca que estos actores son los impulsores de la transformación digital del país, no exentos además de los vaivenes políticos, climáticos, de salud y sociales. Un tercer reto es reducir la heterogeneidad en la adherencia a la transformación digital, desde el enfoque territorial; es decir, buscar que el ansiado progreso llegue a las regiones más alejadas; así como a las personas y empresas con mayor necesidad.
¿Cuál es el rol del empresariado del sector en esta tarea de reducir la brecha digital?
El empresariado del sector juega un papel fundamental en la reducción de la brecha digital a través de la capacitación de sus trabajadores en competencias digitales; para ello, actualmente se cuenta con una normativa que le otorga un crédito tributario contra el impuesto a la renta equivalente al monto invertido en capacitación a sus trabajadores.
Por su parte, la mediana y gran empresa, al ser las tractoras de los encadenamientos productivos, también tienen la oportunidad de apalancar a las mypes y direccionarlas hacia la transformación digital, esto a través de las iniciativas y programas de homologación que estas encaminan.
¿Cómo se afrontará o qué se puede hacer desde el sector privado para cumplir con los objetivos o metas de la PNTD?
Una mype puede participar de las charlas y programas para la promoción e incorporación de las empresas a la transformación digital, que las instituciones públicas ofrecen; así como del concurso Mipyme Digital, que busca cofinanciar proyectos vinculados a la digitalización empresarial.
En el caso de una institución educativa privada que presta servicios de capacitación y/o asesoría técnica en materia de digitalización, puede postular a los concursos para convertirse en Centro de Servicios de Transformación Digital que impulsa el Produce a través de su programa Proinnóvate.
En conclusión, la PNTD al 2030 exige una estrecha colaboración entre el sector público y privado, y la academia. Este esfuerzo, de concretarse, podría generar un impacto positivo en la inclusión social, el crecimiento económico y la mejora de los servicios públicos para los ciudadanos.