En tiempos digitales la protección de la información, de las plataformas de comunicación y de contenidos, así como la utilización de equipos conectados al Internet (que van desde grandes servidores al juguete que comprarán esta navidad) o los sistemas que ayudan a procesos de gobierno, y más aún, los que están vinculados con procesos electorales nos enfrenta a un reto permanente y transversal: la ciberseguridad.
Empecemos por el próximo proceso electoral, y para ello miremos lo ocurrido en Rumania. El BBC titulaba la noticia de esta manera: «La supuesta operación rusa en TikTok a favor del ganador que llevó a la justicia de Rumania a anular el resultado de las elecciones». Y no es la primera vez que se usan redes sociales en procesos electorales y que han generado diversas discusiones como lo fueron el caso de Cambridge Analytica y Facebook o los bloqueos a determinadas redes durante procesos electorales.
La diferencia es que es la primera vez que directamente se anula un resultado porque se ha utilizado una red social en concreto (TikTok) para cambiar la tendencia de la población. La discusión de fondo a hacerse es: ¿puede una red social cambiar la tendencia de votación? ¿Qué responsabilidad tiene la plataforma de contenidos en un proceso electoral?
Es curioso que la candidata que quedó segunda e iba a la segunda vuelta cuestionó la decisión de la justicia de Rumania, porque consideraba que podía ganar, aunque el otro hubiera hecho esa acción. Lo que nos lleva a una pregunta más: ¿el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) actuaría de manera similar ante una denuncia similar de uso de una red?
Y si ya debemos pensar en nuestras elecciones donde la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), sabiamente, ha retirado el uso de voto electrónico (siguiendo la tendencia de países que han cuestionado constitucionalmente el uso de voto electrónico porque no asegura el secreto del voto). Pero, no solamente en la votación se pretende utilizar la tecnología, sino que se usan en la consolidación de datos, en la transmisión de los datos, en la publicación de los mismos, siendo que todos esos sistemas deben de tener protocolos de ciberseguridad, para que no se vean afectados los procesos como ocurrió en diversos países cuestionando los resultados o más aún con resultados a favor de un candidato que se le termina desconociendo como Venezuela.
Siendo que ahora todo está conectado a la red, desde nuestros móviles hasta nuestros electrodomésticos, desde nuestras soluciones bancarias hasta la relación con el gobierno, es imprescindible que las entidades que gestionan dichas aplicaciones y sistemas tengan protocolos claros de ciberseguridad para resguardar la información, de los usuarios/ciudadanos en primer lugar, y de las mismas entidades también.
«[A]ún con los miles de dólares en inversión permanente y la actualización de sistemas, pueden aparecer brechas, y es aquí donde de nuevo las entidades que enfrentan adecuadamente e informan a los usuarios (cuando hubieren sido afectados), tienen una ventaja frente a quienes ocultan la información».
Y es que vemos noticias sobre diversas brechas de ciberseguridad que aparecen (en algunos casos noticias ya pasadas que toman vigencia actual tras una mayor conciencia de la problemática). Y es aquí donde las organizaciones (públicas/privadas) que trabajan la ciberseguridad, y tienen un cumplimiento de las normativas de protección de datos personales (incluyendo el reciente nuevo reglamento de protección de datos, que salió hace unos días), un real diferenciador de su compañía, entre otros porque los usuarios han comprendido, tras la pandemia, de las implicaciones de esta ciberseguridad.
Pero, aún con los miles de dólares en inversión permanente y la actualización de sistemas, pueden aparecer brechas, y es aquí donde de nuevo las entidades que enfrentan adecuadamente e informan a los usuarios (cuando hubieren sido afectados), tienen una ventaja frente a quienes ocultan la información, y se les termina apareciendo en algún foro en la dark web y terminan frente a una crisis reputacional cuando es conocidas esas brechas.
Este es un primer artículo, de una nueva serie, en la cual dialogaremos de cómo la tecnología nos ayudará a crear un #PerúDigital libre, abierto, neutro y sobre todo, para todos y todas.
Columna disponible todos los domingos en Perú 21.