Columnista invitado: Hans Rothgiesser
Esas patinetas de madera que vemos en todas partes -los skateboards- alguna vez venían en un único modelo. Ahora hay skates para montar en rampa, hay skates para usar en la calle, hay longboards para trayectos largos, etc, etc. Incluso hay skates con motores eléctricos controlados por el app en un celular. El que aún no tenemos es ese skate volador que nos prometió para el 2015 la película Back to the future. Pero no importa porque, con todos los adelantos de la tecnología y la ingeniería, montar skate hoy es de todos modos una experiencia genial.
Remontémonos a sus orígenes: A finales del año 1940, surfistas en California se dieron cuenta que, durante los días sin buenas olas para correr, podían matar tiempo con una actividad similar. No sabemos exactamente quién creó la primera tabla con ruedas. Algunos creen que fueron varios al mismo tiempo. Pero sí sabemos quién comenzó a fabricarlas comercialmente. Claro, se trataba de algo muy distinto a lo que conocemos hoy: eran más bien tablas de surf con ruedas de patines, porque buscaban trasladar la experiencia de hacer surf al pavimento.
Recién en los años sesenta hubo pequeños fabricantes en California que comenzaron a construir tablas de skate de manera profesional, buscando que sea una experiencia propia y que las tablas funcionen lo mejor posible en la pista. Entonces se comenzó a innovar con el sistema de equipos patrocinados por marcas comerciales. Programas de televisión comenzaron a presentar al skate como algo nuevo, fresco y divertido.
En todo este embrollo de innovaciones y de aportes han participado muchísimas personas, de algunas de las cuales nunca conoceremos su nombre. Pero éste no es el caso de Rodney Mullen, skater profesional de Florida considerado por muchos como uno de los más influyentes de la historia de esta disciplina. Se le conoce, además, como el padrino del street skateboarding de la historia. Es decir, del estilo específico de skate que se aplica a los que montan en la calle, no en una rampa o en un espacio preparado para montar skate. Hablamos de quienes aprovechan las veredas, las escaleras, los pasamanos -o lo que sea que ya estuviese ahí- para hacer piruetas.
Cualquiera que haya hecho street skateboarding sabe que la base de este estilo es el Ollie, el truco aéreo sin manos por el cual el skate y el skater saltan por el aire, permaneciendo ambos en contacto durante el salto. Visualmente suele sorprender, porque el movimiento que hay que hacer con el cuerpo y los pies para lograrlo no son intuitivos. Este truco fue inventado por Alan “Ollie” Gelfand en 1978, pero fue perfeccionado por Rodney Mullen en 1982 para poder realizarse en un terreno plano, que es lo que lo popularizó tanto entre los skaters de calle.
A Mullen se le atribuye, además, la invención de varios otros trucos. Algunos de ellos variaciones al Ollie tales como el one-footed ollie, el ollie nosebone, el ollie finger flip, el ollie airwalk, el fakie ollie to 360 flip y el ollie imposible. Las revistas lo suelen mencionar entre los tres mejores skaters de todos los tiempos, junto con Tony Hawk y Mark Gonzáles. Ha ganado varios premios y reconocimientos. Y quizás más importante, ha tenido apariciones en varios videojuegos dedicados al tema del skateboarding. ¿Qué mejor reconocimiento que ése?
El skateboarding comenzó como una forma de matar el tiempo mientras se esperaba mejor clima y terminó siendo toda una industria. Rodney Mullen fue uno de los que lo hicieron posible.
*Economista de la Universidad del Pacífico con maestría en periodismo por la Universidad de Gales (Reino Unido). Actualmente miembro del Consejo Consultivo del Grupo Stakeholders.