Las brechas de conectividad se intensificaron en el último año, en especial por factores como la edad, la ubicación geográfica y el nivel socioeconómico de los ciudadanos. La costa sigue gozando de mejor infraestructura.
Pasada la pandemia, y la obligada necesidad de conectarse a internet para trabajar o estudiar que generó el aislamiento social, los indicadores se sinceraron. El alza en usuarios conectados experimentada en el 2020 y 2021 dio paso a un número más realista, lo que implicó perder internautas.
La baja más notoria, y quizás la más preocupante, es en el número de usuarios de internet en edad escolar. Según Carlos Huamán, director de DN Consultores, el año pasado se desconectaron un millón de escolares, sobre todo de las zonas rurales. La vuelta a las aulas físicas implicó en dichas familias dejar de invertir en internet.
Mientras en otras actividades, como la compra en línea o el uso de la banca digital, predominó un crecimiento moderado en el 2022, hubo una drástica caída en el uso educativo por parte de la población de entre 6 y 11 años. El uso de internet en labores escolares era de máximo 9% en el 2019, llegó a un pico de 65% en el 2021 y cayó a menos de la mitad para el 2022 (24%).
Según el informe de DN Consultores, se pasó de 1,5 millones de niños menores de 11 años conectados en 2019 a 2,6 millones para el 2020, 3,1 millones en el 2021 y luego se redujo a menos de lo concretado en el 2020: sólo 2,1 millones siguen enlazados a la red.
A nivel del ámbito rural la caída llega a 300 mil usuarios y es explicada sobre todo por la desconexión de escolares de entre 6 y 17 años. Mientras Lima pasó de 79% de conexiones en 2019 a 87% en el 2022, en el ámbito rural se fue de 26% (1,6 millones) a 47% (2,9 millones) en 2021 para luego descender a 43% (2,6 millones).
En cuanto al estrato socioeconómico [NSE], la baja más fuerte se dio en el segmento E, compuesto por los habitantes de menos recursos económicos. Experimentaron una caída cercana a 500 mil usuarios, pasando de 49% en el 2021 (3,9 millones) a 45% en el 2022 (3,4 millones), mientras que en el resto de NSE se sostiene o sube, a excepción del D, que pasa de 76% a 75% (5,4 millones) en el último año.
“El año pasado se desconectaron un millón de escolares, sobre todo de las zonas rurales. La vuelta a las aulas físicas implicó en dichas familias dejar de invertir en internet”.
– Carlos Huamán, director de DN Consultores.
En el ámbito geográfico, los departamentos de la costa siguen registrando un uso mayor (83%) frente al promedio nacional (74%). La sierra está a un promedio de 65% y la selva en un 60%.
A nivel de penetración de la infraestructura también es evidente esta disparidad. De las 34 mil antenas existentes en el país solo el 3% están en el ámbito rural. Huamán explicó que hay un amplio margen para reducir brecha en densidad de infraestructura de antenas 4G por cada millón de habitantes, que llega a un nivel de 1200 en el ámbito urbano y baja a 140 en el rural.
Sólo tres departamentos [Moquegua, Madre de Dios, Lima] registran una densidad superior a 1200 antenas 4G por millón de habitantes. Existe un departamento – Loreto – cuya densidad es muy baja, es decir inferior a las 500 antenas por millón de pobladores. La mayoría de los departamentos de la costa están en media y baja densidad.
En realidad, ha habido una mejora en los últimos años, pero todavía hay una brecha importante por cubrir. Nita Tortosa, directora ejecutiva del Instituto Idea, destacó iniciativas como la de “Internet para Todos” (a cargo de Telefónica, Facebook, BID INvest y CAF) que ha logrado, en tres años, conectar 15 mil centros poblados de costa, sierra y selva lo cual abarca 2,9 millones de peruanos. El proyecto ha implicado la conversión de antenas 2G en 4G.
En los otros grupos vulnerables como género, población de lenguas diferentes al castellano o discapacidad, la evolución es favorable, pero moderada. El promedio de uso nacional está en 74%, mientras que es 47% para otras lenguas y 37% para discapacitados.